viernes, 31 de enero de 2014

Nos vivimos quejando


Que no llegamos a fin de mes, que no se puede vivir así, que la persona que queremos no hace lo que nos gustaría, la gordura, la ropa, los servicios, la señal de los celulares, las distancias, que Cristina, que afuera se vive mejor...


Me agoté de sólo escribirlo. Pero al fin y al cabo, nos vivimos quejando.


Hay ciertos temas, como los políticos y/o económicos, que van más allá. Lamentablemente no están al alcance de la mano porque uno no puede ser parte del poder de un momento para el otro. Lo que creo es  sí nos comprometemos un poco más las cosas pueden cambiar. Quedándose en el lugar de comodidad y confort no se logra nada. Pero el punto no es este.


Me impresiona cuanta gente joven (que tiene las necesidades básicas más que satisfechas) se queja de cosas que realmente no son importantes, o que a mi parecer no lo son. Aunque lamentablemente por momentos entro en este grupo. El problema será que no somos realmente conscientes de lo que tenemos y de la oportunidad enorme que es vivir esta vida. Acaso sabemos cuanta energía se pierde cada vez que nos quejamos. No sabemos diferenciar  qué es lo importante. Tenemos desfasada la escala de valores.


Creo que es clave salir del lugar  de víctima y mentalizarnos que “nuestro mundo”, “nuestro alrededor” puede cambiar. Solamente sí nosotros así lo deseamos. Querer vivir mejor es una decisión. Creo que una solución simple es cambiar momentos de nuestra rutina y ponerse más positivo. Es increíble como las relaciones empiezan a fluir cuando uno cambia su posición frente a la vida. Como el alrededor empieza a estar más a fin a uno.


Hay una canción que justamente que resume un poco el mensaje que quiero dejar  “Tu acción, una reacción. Es el impacto de nuestra evolución.” 


En fin, la pregunta es: ¿Mirar aquello que nos falta o mirar y agradecer lo que tenemos? Es una elección.



Es momento de elegir cómo queremos vivir.

miércoles, 29 de enero de 2014

La Sombra

Todos tenemos una sombra.

Todos tenemos algo contra que luchar.

A veces son situaciones internas, otras externas.


Después de varios años,

de más llantos que sonrisas,

la pude ver con claridad.

Lleva cuerpo de hombre

y una personalidad destructiva.

Interesante fue vernos cara a cara,

volver a meterme en el lado oscuro

ver qué logra en mí.


Hoy soy consciente .

Nací para ser luz,

me criaron para cambiar mi alrededor.

No para andar removiendo el pasado.

Hoy el pasado esta pisado.


Aunque hubiese preferido no tener que pasar por el dolor,

hoy no te tengo más miedo.

Sombra: no te tengo más miedo.

Ya te conozco, ya sé quien sos.

No te elijo ni te quiero cerca.

Ya sé que hacer cuando me vengas a  buscar.


viernes, 24 de enero de 2014

Amor sin límites

Ya no duelen esas canciones 

que eran una puñalada cada vez que eran escuchadas.

Ya no hace ruido la panza cuando te nombran.

Ya no importan tus malas compañías.

La valija se cerro y con ella mi adolescencia.

Ambas partieron hacia algún lugar del corazón.


Peleábamos como hermanos. 

Nos queríamos más de lo normal. 

Nos perdonamos la mitad.


Esa forma de andar particular,

tu forma de llamar la atención (aquella que su momento no te dieron),

el corazón baleado por todas esas cosas que no pudiste decir

y aquellos excesos que te hacen escapar de la realidad .

Todo eso es parte de una persona espectacular e increíble.

Descifrable tan sólo para aquel que te quiere sin preguntar mucho.


Al compañero del momento más cruel de mi vida

y al hermano cercano que no tenia

le deseo un buen viaje

y que despierte, hay un más allá.

También se le agradece.

Se le agradece el amor que solo nosotros pudimos entender.


viernes, 10 de enero de 2014

Papá y Mamá: una historia de amor



Se conocieron en un bar.

A ella le preguntaron sí le podían 

presentar a alguien.

Se negó. Él se sentó igual.

A mi parecer ninguno sabía

lo que iban a lograr.

Ella con su carácter,

él con su pasado.

Cada uno cargaba una  mochila.

Un día decidieron hacer de ellas una y cargarla juntos.

Años de convivencia,

un casamiento casi sin invitados.

Dos hermosas hijas son y serán

la prueba tangible de su amor.

Ella estaba completamente enamorada,

éla admiraba con profundidad.

Años de lucha y de esfuerzo

dieron sus frutos.

Formaron lo más lindo del mundo: una

familia y una pareja a base del respeto.

Un día la peor noticia llegó:

ella estaba enferma.

En el momento más crítico no reconocía a nadie,

excepto a la luz de sus ojos.

Partió antes de lo esperado.

Él casi se va con ella.


Pasado el tiempo éla llora tímidamente y

por momentos la busca en algún rincón de su cabeza.

pero inconscientemente sabe que ella siempre la acompaña.

El amor verdadero nunca desaparece.



lunes, 6 de enero de 2014

La gente que anda triste


Hace algún tiempo leí la frase “ser feliz es una elección”. Muchas veces me la repetí y se lo dije a muchas personas pensando que realmente uno tiene en la palma de su mano esa decisión. Pero estos últimos días pude observar que por la vida te vas cruzando con personas que están tristes. No lo dicen. Tan sólo viéndolas a los ojos te das cuenta.
A partir de esto me empecé a preguntar: ¿Qué pasa cuando el dolor es más fuerte? ¿Cómo puede uno elegir ser feliz cuando la tristeza atraviesa todo el cuerpo? ¿Cuánto tiene de real esa frase?

Pensando y pensando llegue a la conclusión de que no sé sí es posible o no. De lo que si estoy segura es que se puede ayudar a aquel que no la está pasando bien. Uno no puede solucionarle los problemas al otro. Hay algunos que nadie puede  como por ejemplo las enfermedades terminales, depresiones, el hambre, etc. Lo que queda es aportar lo que uno tiene . A veces con mirar fijamente y preguntando ¿cómo estas? ¿cómo te sentís? Un mar de lagrimas y palabras pueden salir del que tenes en frente.  Eso ya es mucho. La carga que tiene la tristeza a veces pesa más que nuestro propio cuerpo. Ayudemos al otro a liberar. A liberarse. 

Miremos un poco más. Observemos aún mejor. 

Una palabra, una pregunta, un gesto, un regalo o un abrazo puede modificar el día del otro. 

Modifiquémonos.