miércoles, 16 de julio de 2014

El mundo es nuestro

Ya imaginé nuestras vacaciones 
de verano en la playa,
las peleas en invierno
y algún que otro problema 
a la hora de pagar las cuentas.

Las discusiones van a 
a separarnos por un rato.
Cuando vayamos a dormir voy a decir
“no me gusta ir a dormir peleados”
y automáticamente todo lo dicho
va a desaparecer.

Los dos vamos a sentir que el mundo es nuestro.

Imagino nuestras plantas en el patio
y el cuadro de Dylan en el living.
Por nuestra casa van a pasar
Cortazar, Fantino, Nietzsche,
Rosso y Messi.
Ir a dormir temprano se
va a convertir en una tragedia.
Todo será rock.

Ya me imaginé viendo
los partidos de fútbol los domingos,
Haciendo el amor cuando
la ciudad se humedezca
y comiendo asado con amigos
los días que haya sol.

Los dos vamos a sentir que el mundo es nuestro.

Veo la mesa de madera en  
la cual vamos a crear.
El espacio por momentos
va a quedará chico.
Eso tampoco será un problema.

Vamos a ser como Batman y Robin.
Nos vamos a morir de risa
cada vez que cerremos la puerta
de las casas de mis viejos amigos.

Los dos vamos a sentir que el mundo es nuestro.

Te voy a acompañar al

supermercado y a la cancha.
Vamos a dormir cucharita
y cada noche que no duermas conmigo
será eterna.

Un sólo mensaje tuyo
va a cambiarme el día.
Mi locura va a enamorarte.
Vamos a pasar horas y horas
hablando de música.
Lo distinto será nuestra
marca personal.

Los dos vamos a sentir que el mundo es nuestro.

Vamos a inspirarnos el uno al otro.
Vas a escribirme las mil canciones
yo te voy a llenar de poemas,
aunque mucho, no me voy a animar a mostrar.

A veces borrachos vamos a pelearnos
otras, seremos mejores amigos.
Cada noche que no pueda con la realidad
me vas a cantar.

Pero, todavía, no podemos sentir que el mundo es nuestro.

Aún no compartimos ni un encuentro, 

ni una salida ni  una charla.
Y de sólo pensarlo, me tiembla el cuerpo.
Todavía no me conoces ni la voz
aunque yo sí la tuya.

jueves, 10 de julio de 2014

Argentina

Ya paso más de un mes de mi primer viaje al “primer mundo”, más precisamente a algunas ciudades de Gran Bretaña. Recuerdo como antes de irme una amiga me pidió que por favor no vuelva con la sensación de que Argentina es una mierda como lo hicieron muchas personas cercanas. Yo se lo prometí, sin saber que me esperaba porque todo lo que iba a vivir iba a ser nuevo.

Me fui de viaje con mi papá y fue un viaje inolvidable. Primero porque compartía algo muy importante con él y, segundo, porque conocí lugares increíbles. Por momentos parecía que estaba dentro de una película. Disfrute como nunca a pesar de un resfrío enorme. Nada era más importante en ese momento que conocer y sumergirme en ese nuevo mundo pero fueron pasaron los días y llegue a una conclusión: Argentina no tiene nada que envidiarle al supuesto “Primer mundo”. En verdad si, una sola cosa que es clave para una sociedad, y que no quiero que parezca minimizada, que es tener las necesidades básicas satisfechas y vivir una buena calidad de vida. Es fundamental y creo que con ganas y fuerza lo podemos alcanzar

Lo que me sorprendió es que existe en el colectivo de los argentinos que todo lo que no es nuestro  es mejor y al que no tuvo la bella oportunidad de viajar le quiero decir que: hay pobres, la gente tira la basura en la calle, hay hechos de inseguridad, hay tráfico y por momentos peor que en Buenos Aires, entre otras cosas. Por esto, creo que el grave problema que tenemos es que no nos queremos. Vivimos mirando hacia afuera con ojos de esperanza y admiración y realmente no somos conscientes que para mejorar las cosas la energía tiene que estar puesta acá. Acá dónde vivimos, no de dónde venimos (o la gran mayoría).

Y es acá donde quiero hacer hincapié. Argentina es el país que nací y que desde chica me enseñaron a amarlo. Crecí con la idea de que muchos habían dejado la vida por este país, con que con las Malvinas no se jodía, que una era argentina todo el año (no sólo en el mundial) y que era un orgullo ¿Será porque algunos de mis ancestros bordaron la primera bandera con Belgrano? ¿Será que en algún lado quedo el espíritu del “Che”? No lo sé pero no puedo evitar que la sangre hierva cuando hablan mal de dónde nací o cuando no nos damos cuenta que el cambio está en cada uno. Me duele y molesta cuando escucho las quejas y veo que no pelean por el cambio. No vamos a ser una mejor sociedad sí los argentinos no nos empezamos a querer más. Tenemos un país espectacular desde el sur hasta el  norte, somos una sociedad apasionada, amamos a nuestras familias y a nuestros amigos, conservamos costumbres que unen, poseemos un clima ideal. Y estoy hablando del mismo país en donde hermanos, familiares y amigos eligieron irse  para encontrar nuevas oportunidades. Y eso me duele porque los tengo lejos y porque, en algún punto, tienen razón.

Anoche viví algo inexplicable. Vi el partido sola (por los nervios y para no zarparme y herir susceptibilidades) pero acompañada por el chat con mi familiares y amigos y con mis vecinos que no pararon de cantar en los balcones en cada entre tiempo. Durante  el juego viví emociones muy fuertes. Y no pude dejar  de comparar nuestra sociedad con el futbol. Y sentí que nosotros somos como Messi que cada vez que lo golpean y lo tiran se vuelve a levantar como sí nada. Nosotros somos él cuando nos afectan las crisis y, sea como sea, nos levantamos y seguimos para adelante. Nosotros somos como Mascherano que le ponemos huevo a la vida y alienta a los demás para seguir y no bajar los brazos. O como Biglia, que en el partido anterior estaba emocionado por el triunfo pero no podía de recordar a su papá. Y así hay miles de ejemplos en ellos que, valga la redundancia, son un ejemplo. ¿Por qué? Porque funcionan porque es un equipo donde todos tiran para el mismo lado.

Cuando ganamos me llene de una nueva energía, diferente porque esta vez no tenía que ver con mis logros sino con el logro ajeno, el de nada más y nada menos, que un equipo de fútbol. Y así fue como sentí el impulso y me mande sola al Obelisco, viaje en un colectivo de la línea 10 con muchas personas cantando y alentando. Todos estábamos llenos de alegría. Cuando camine por Av. Santa Fe y veía los rostros de la gente se me empezó a poner la piel de gallina y no pude evitar ponerme a llorar como un bebé cuando vi al obelisco pintado de celeste y blanco. Uno de mis sueños de la vida se había cumplido. Todos los argentinos estábamos unidos en un mismo espacio y por un mismo motivo. Y esta vez, éramos todos o casi todos.

No quiero dejar de mencionar que a pesar de toda esta alegría que siento, no me olvido de los muertos que tiene este mundial. Antes y durante.  Porque con la vida no se jode.

Como suelo mirar el lado positivo, quiero decir que pienso que este mundial es una nueva oportunidad. Este es el momento para que no sólo alentemos el domingo por nuestra selección sino que nos queramos siempre, con nuestros defectos y con nuestras virtudes. Sueño y pienso que unidos podemos cambiar las cosas, que podemos vivir como hermanos y no como enemigos. Y como se lo prometí a mi amiga no sólo no pienso que Argentina es una mierda, sino que cada día estoy más enamorada de ella.

Yo creo que unidos esta Argentina que tanto amo puede cambiar. Sólo depende de nosotros. Y acá va mi propuesta:

¿Y sí nos ponemos la camiseta por el resto de nuestras vidas?

domingo, 6 de julio de 2014

Pobres Pibes


Dos disfraces.

Uno juega a que es

un hombre de la noche

Ella una gran artista.

Excesos.

Excesos.

Ambos tapan sus vacíos.

Él se droga.

Ella se alcoholiza hasta olvidar.

Los agujeros de cada corazón

están tapados con plastilina.

Sí alguien los quiere destruir

sólo hay que saber donde tocar.

Ella todavía recuerda qué sentía

cuando él entraba por su puerta.

Él no la nombra pero, a veces,

se le aparece en sueños.

A veces se encuentran

y no lo soportan.

Se dicen que se aman,

se pelean,

él le hecha la culpa de

Sus fracasos.

Ella llora sin parar.

A veces tratan y se sanan

por un rato.

Otras se inventan historias

para no pensar.

El amor sigue intacto,

la enfermedad también.

Cada uno sigue su vida

y buscan algo parecido al amor.

Como diría un amigo mio

“No hay nada peor

que dos personas se amen

y que no puedan estar juntas.”