jueves, 24 de abril de 2014

Vacío

Hace algunos años

parar era una locura.

Todo se tenía que hacer ya.

No había tiempo

para bajar un cambio y pensar.

Sólo había que hacer y hacer.

Mi semana tenía 8 días

y me corazón vivía una mentira.

De eso se trataba mi vida: 

de no pensar.


Nada es casualidad.

El cuerpo estalló

y me hablo.

Eso hizo que con el tiempo

me encuentre en la vereda 

de enfrente.

En conexión con el ahora

y con mi persona.

Hoy disfruto de ver una abeja

queriendo entrar a una Coca-Cola.


Puedo sentir, a veces de más,

pero sentir al fin.

Puedo guiarme por mi intuición.

Empezar a creer que todo

es perfecto.

Y entre todos estos puedo,

también logro bancarme este vacío

y estas ganas de subirme a un barco

para escaparme de esto que siento.


Hoy no quiero llenar espacios

con cualquier color.

Hoy me la banco

y me pregunto:

¿no hay que vaciarse

para que entre lo nuevo?

No hay comentarios:

Publicar un comentario