jueves, 10 de agosto de 2017

los jardines


Una mujer cuida sus plantas. Convierte patios en selvas, ciudades en bosques, terrenos en colores. El trabajo que conlleva el cuidado de un jardín es mayor al que uno imagina: las manos se estropean, las rodillas molestan y el sol, pega fuerte. Una vez terminada la jornada, llega la calma. Contemplar esos espacios verdes reconfortan al que trabajó y, por supuesto, a quienes alguna vez en la vida lo contemplan. No estamos acostumbrados a vivir sin ruido. No crecemos con lo que necesitamos, queremos más, deseamos cosas innecesarias. Las vendas se caen, el rayo de luz vuelve a entrar, los buenos corazones florecen. La mala hierba contagia al débil pero cuando éste se fortalece, ilumina todo su alrededor. Cuiden su jardín. Es precioso e infinito. Abran los ojos, sientan y disfruten de la vida porque la tormenta terminó.